martes, febrero 19

Mujer de aire



Cuatro ciudades eróticas q juntas forman la capital de mi universo confundido...
Una es la ciudad cósmica, aérea, sin fronteras. Ciudad donde pude ser libre y no tuve el valor de serlo, de ir a ella, con ella a todas partes. Ciudad del amor fraterno donde Narciso no vería a su hermana muerta, sino q aprendería a ver en ella su rostro verdadero, ya no el engaño de su propia imagen. Ciudad sin simulacro, sin espejo distorcionante, sin laberinto y sin pozo. Fotografía del tiempo capturado por sonrisas y pasos sin destino fijo. De calles q desembocan en todas partes, plazas y parques. De bosques donde no se caza, donde no se buscan presas. Cosmópolis de los sentidos abiertos. Ciudad del aire...

El párrafo anterior pertenece a uno de los libros definitivos de mi bibliografía personal: El cazador de tatuajes de Juvenal Acosta, que es sencillamente una obra de culto q el autor define como una metáfora sobre la escritura.

Es la historia de un tipo q desde su cama en el hospital, hace un mapa de su vida a partir de la relación q había sostenido con 4 mujeres distintas (cuales puntos cardinales), y por cuyos caminos han transitado el amor y el erotismo.

Pero bueno, citaba el párrafo del principio pq me he identificado, en parte, con la Marianne del libro, por aquello de dar a quien esté conmigo, un universo donde no hay cacería mala onda, donde no hay frontón ni distorsiones, donde no hay laberinto (ni como el del minotauro ni como el del resplandor), pero donde sí hay entre otras cosas, honestidad y cariño sin trampas ni correas (como las de los perros), en pocas palabras, libertad.

Sé bien, como dice la canción de Depeche Mode que, in bed and in life we use to play master and servant, pero me niego, me niego rotundamente a jugar así. Insisto en querer encontrar a alguien q no quiera q le ponga una correa en el cuello, ni q quiera ponerme una a mí, para controlarnos mutuamente. Tal vez ilusamente, pero aún creo q me gustaría correr AL LADO de alguien con quien pueda seguir el paso. Nada de control mental, ni sexual, dependencias o chantajes emocionales.

Eso pq no me gustaría decirle a una persona lo q tiene q hacer. No me gusta controlar ni poseer en mal plan, ni manifestar autoritarismos absurdos, ya q nunca he sido una aferrada de mi centro ni creo q mis convicciones sean una verdad única, pues ello causaría un sinfín de conflictos... no, buscarle 3 pies al gato no es lo mío, pues de tanto buscarle, se terminan encontrando.

Una relación de 24/7 tampoco me hace ojitos, creo q cada persona debe tener un espacio propio, y aunque claro q es muy necesario dedicarse tiempo, no debe llegar a ser un acaparamiento de esos q seguramente ustedes conocen.

Va mi pregunta: prefieren control o libertad? Conste q no me refiero a la libertad de 'me vales madre, haz lo q quieras y nos vemos en un par de semanas'... creo q nunca los he librado de atenciones, cuidados y cariño, no de madre, insisto... pero en fin, las mujeres de aire somos parte de esa strangest tribe... (Vedder!)
Tengo algunas memorias sobre el control, cuando le dije a un ex: -Yo nunca te controlé pq supuestamente eso no nos gustaba a ninguno de los dos. Ahora veo q te truenan los dedos, ¿Es q en el fondo querías q te controlaran?-, -Creo q sí, Ana- respondió... Eso se lo pregunté por aquello de las llamadas en todo momento (¿Dónde estás, con quién estás, q estás haciendo?), las exigencias absurdas y el literal chasquido de dedos. No era lo mío, nunca lo ha sido, vaya decepción. Volvimos a saludarnos, pero no más a hablar.

1 comentario:

Eric Uribares dijo...

Mmm, pues creo que la mayoría va a contestar que prefiere libertad, aunque la triste realidad de la forma como nos relacionamos con los demás (parejas y no parejas) diga lo contrario,
estamos llenos de miedos, ansiedades, necesidades frustradas etc, que terminan explotándonos en las manos cuando se juntan con los miedos del otro,
pero bueno, al igual que tu, mantengo la necesidad, más que la esperanza, de hacer algo distinto.

un saludo