jueves, octubre 28

La invención de Morel



Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro. 

Cuentan por ahí que cuando Adolfo Bioy Casares vio a Louise Brooks en La caja de pandora, se enamoró perdidamente: el típico corte bob de los años 20 que llama incesantemente la atención hacia el cuello, la coquetería en la sonrisa y la espigada figura, lo tuvieron en vilo.

Me puedo imaginar a Bioy con la mente repleta de Louise Brooks. Me lo puedo imaginar volviendo una y otra vez a ese recuerdo sin querer. Me lo puedo imaginar exorcizándola mediante pluma y papel en La invención de Morel. Tal vez por eso su lectura causa la sensación de estar viendo una película. 

La novela alude al amor, la inmortalidad, la soledad; temas que interesaban mucho a Bioy, quien temía a la muerte y se decía muy ocupado con las cosas de la vida para en un momento todo cesara. Decía que estaba dispuesto a firmar de inmediato un contrato para vivir 500 años, pero como dicho documento nunca apareció, murió en 1999. 

El prólogo que hizo Borges a la invención de Morel ha sido muy comentado ya que afrimó: "... no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta". En una entrevista, Bioy contó que la frase completa de Borges fue: "la trama es perfecta, pero el estilo no" (obviamente no la escribió completa en el prólogo). Y con eso le dijo adiós al yugo de la perfección. 

En pocas palabras, La invención de Morel cuenta la historia de un fugitivo que se encuentra en una isla, donde observa a Faustine, una hermosa mujer. La contempla sin exponerse a que ella lo mire. Cuando pasa frente a ella parece no darse cuenta de su presencia. ¿Por qué no lo mira?, ¿acaso se ha vuelto invisible?, ¿o está muerto y sólo mira y palpa su propia imagen?, ¿quién es la imagen? 

ADVERTENCIA
¿Han leído la novela? Si la respuesta es no, dele click aquí para descargarla y sáltense el siguiente párrafo.  

La frase definitiva: 
"... no hay más Faustine que esta imagen para la que no existo."

Lo puse en chiquitito para evitar el spoiler a los que no lo han leído.
Imperdible. Anden, léanlo. 

NOTAS:
La novela inspiró, entre otras cosas:
La película El año pasado en Marienbad de Alain Rasnais. Aún no la veo.
Una instalación realizada por Carlos Boccardo en 1996.
Gracias a Raúl Ojanguren por hacernos leve la espera para y proyectarla en el Film Club Café.


viernes, octubre 15

El futuro del cine mexicano

El domingo pasado fui al coloquio "Cien años de cine en México", que tuvo lugar como parte de la FIL del Zócalo. (El cine mexicano hace tiempo que los cumplió pero ya saben que este año están de moda los centenarios y bicentenarios).

Los invitados: Oscar Blancarte (director de Dulces compañías), Xavier Robles (guionista de Rojo amanecer) y Juan Antonio de la Riva (director de Elisa... antes del fin del mundo).

Entre las preguntas que soltó la moderadora (¿Cuáles son las dificultades para filmar en México?, ¿cuáles son sus películas mexicanas favoritas? y otras) se comenzaban a dibujar dos posturas bien distintas y una moderada. La diferencia se hizo nítida cuando respondieron a ¿Cómo ven el futuro del cine mexicano?

Una postura fue desalentadora: Sobre números gruesos, uno de los ponentes habló del desempleo: si entran unos 30 alumnos al año a las escuelas de cine y sólo figuran 2 ó 3, significa que el resto no tiene trabajo. También mencionó lo difícil que resultaba obtener apoyos económicos aún teniendo un buen (excelente, en sus palabras) proyecto. Luego hizo énfasis en que había mucho junior filmando con el dinero de papi y el dinero de los amigos de papi. Conclusión: El futuro del cine mexicano se ve mal.

Oscar Blancarte, mucho más buena onda, dijo que a las nuevas generaciones les resulta más fácil filmar con las facilidades que brinda la tecnología ya que no tienen que cargar (siempre) con todo el equipo. "Qué bueno que haya esta efervescencia por el cine, qué bueno que haya más gente filmando". Añadió que de esos 2 ó 3 que figuraban, tenían todo un equipo detrás compuesto de gente que no está desempleada. "Dedicarse al cine no significa nada más ser director, hay muchas más posibilidades: ser fotógrafo, guionista, editor, musicalizador".

Me imagino (o quiero pensar) que ese director debe ser muy buen maestro. Y no de esos que lo hacen pensar a uno ¿de esta gente me voy a rodear durante toda mi vida profesional?

Por ahí también se deslizó el tema de la piratería. Obviamente saben que afecta a la industria pero también saben que no se trata simplemente de eso. Claro. ¿Se acuerdan de ese espantoso comercial del papá pirata que pasaban en las salas de cine? Sí, ese que nada más muestras una cara de la moneda, promoviendo la burla y vergüenza una condición económica distinta. Ese que no muestra en qué trabajaba el papá, ni cuántos hijos tiene, tampoco si tiene pareja que trabaje, ni si el sueldo le alcanza nada más para cubrir necesidades básicas. Sentenciosamente dice: paterfamilias, sustento de tu prole, si compras piratería se burlarán de tus hijos y ellos se avergonzarán de tí. A ver cómo le haces, pero tendrás que comprar productos originales. ¿Cómo se supone que eso favorecerá la cultura de la legalidad? 

Juan Antonio de la Riva, después de poner en la mesa el acuerdo que han hecho las distribuidoras en Bolivia con los piratas, preguntó: ¿Quién es más pirata, el que vende una película a $150 o el que la compra a $15?

Nomás léanse la definición de la Convención de Ginebra:  

"Piratería es un acto ilegal de violencia o de detención o todo acto de depredación cometido con un propósito personal por la tripulación o los pasajeros de un buque o aeronave privados y dirigidos contra un buque o aeronave o contra personas o bienes a bordo ellos, cuando se encuentran en alta mar o en algún lugar no sometido a la jurisdicción de ningún Estado."

En pocas palabras: un asalto en descampado. Depredación y fines de lucro a la vista. Ustedes dirán en dónde encaja la analogía. 

Finalmente, una cosa quedó clara: para entrarle al cine, sea en México o en cualquier parte, hay que tener pasión paciencia.    


martes, octubre 12

Me caga que la gente hable en el cine

Y más cuando están en la fila tras de mí,

Y no con un susurro cualquiera, sino con un tono escandaloso que promete durar toda la función,

O peor aún, los que nos permiten participar de su sapientes comentarios, de extremo a extremo de la sala,

O los que, hayan visto la película o no, explican cada detalle de la trama a su acompañante,

O los que mastican ruidosamente,

O los que hacen algún comentario digno de bofetada (como cuando al final de El séptimo continente, de Haneke, una señora exclamó tristemente 'ay, pobrecito y tantas ganas que tenía de irse de vacaciones' -.-)

O los que no dejan de patear el asiento enfrente de ellos (y que lastimosamente es el propio),

O los que parece que están viendo una comedia, cuando no lo es.

Seguro les ha tocado alguien así. A todos ellos les dedicamos este video:



Vía El enebro.

martes, octubre 5

PRIMAVERA, VERANO, OTOÑO, INVIERNO.

El epígrafe es parte de una de mis novelas favoritas de Clive Baker: Hellraiser. Recomiendo mucho su lectura y mejor aún si se acompaña con el soundtrack en el que destaca la perturbadora música de Coil.

Ahora a lo que nos truje. Año luz salió de mi ronca pluma al recordar un rompimiento no muy añejo. Luego apliqué el mismo modelo 'anual' a otras relaciones y entendí o me pareció entender que: 

1. Las estaciones no siempre se suceden en orden. 
2. Cualquier estación puede tener durar más de lo que esperas pero eso sí, ninguna es eterna.  



AÑO LUZ

Las estaciones se desean unas a otras,
como los hombres y las mujeres,
para poder curarse de sus excesos.
Clive Barker

Primavera

Los días calurosos comienzan y con ello el ardor de los cuerpos.

Las tardes espléndidas de abril y el viento cálido de mayo barren con los abrigos: la piel se descubre. La lujuria se presenta en la tersura de los besos y en las ganas de tocarse, que no cesan.

Al caer la noche la temperatura no cede. Sólo retozar con el otro aviva y alivia el calor que se presenta a oscuras.

El amanecer llega con una brisa suave a través de las ventanas. El cielo claro invita a vivir, mientras los amantes se regocijan creyendo su amor infinito.


Verano

La temperatura abrasa los cuerpos recién entrada la mañana. Un haz de luz reverbera sobre las sábanas relucientes.

El mero contacto del agua con la piel se convierte en un placer exacerbado por las caricias de unas manos que la recorren con ansiedad.

Las primeras sombras del atardecer prometen convertirse en un refugio para el calor sofocante.

Los amantes jadean y se sofocan, olvidándose de la brisa quemante que se cuela por las puertas.


Otoño

Tibios colores pintan el alba.

Un soplo de viento frío da la bienvenida a las lluvias: la piel se cubre.

Los amantes caminan en silencio dejando el rastro de sus pasos sobre las hojas secas.

Por la noche apenas se miran: uno se distrae con la imagen de los árboles que se refleja en las ventanas; el otro ha cerrado los ojos.


Invierno

Las lluvias cesan pero las ventanas permanecen cerradas.

El frío ha entrado en la cama.

Uno de los amantes desliza su brazo por debajo de las cobijas buscando asir al otro.

Se olvida que sólo se ha quedado el aire.