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miércoles, junio 10

Verano fatal

Los días duraban años,

entre tus ojos y el mar.

Las noches duraban siglos,

entre tus gritos y el bar.

Fue un verano fatal.

-Prietto viaja al cosmos con Mariano-


¿Y qué de esas miradas que se encuentran en el calor de la noche?

¿Qué de las borracheras que en apariencia existen sólo para aliviar el calor aunque en realidad signifiquen una invocación?

Momento en que la comodidad de ayuntarse juntos, hace imaginar que los días duran años y los susurros hacen eco durante muchos veranos más.

¿Y qué, si llega como un temporal?

¿Y qué, si con su mismo nombre anuncia la fecha de caducidad?

Qué va, ya llegará el invierno.


lunes, abril 13

Vamos a la cama

Siempre en la cama ocurre lo mejor de la vida: el nacimiento, el amor, la escritura y la muerte.
- Sabines -

Pocos lugares tan multifacéticos como ella; te vio nacer y, con suerte, te verá morir.

Si la cama hablara, vaya secretos que revelaría.

¿Qué sabe la cama después de haber sido campo de batalla para los cuerpos, qué ve cuando uno se va y otro se queda, qué se imagina cuando los amantes se dan la boca o se dan la espalda?...

¿Podrán las camas, en lo más profundo de su ser, adivinar los holocaustos inminentes o las potenciales maravillas? En ese caso, ¿Podré convencer a mi cama para que me hable muy quedito en sueños la próxima vez que alguien le deje sus huellas y sus humores?

Tantas veces mi cama me ha visto distenderme, derrumbarme y arrumbarme, deshaciendo ovillos de ideas, que a los actos mencionados por Sabines, agregaría el pensamiento, origen de la escritura.

Escribir en la cama me ha resultado altamente disfrutable, pues a ella acuden las ideas, como si obedecieran a un llamado secreto y silencioso.

Es ella mi más grande tintero, mi café favorito, mi lugar predilecto que engrandece el tacto, estimula el olfato y se olvida, por momentos, de la vista.

jueves, marzo 26

Calorcito

O break the lose. All the life's grandeur 
is something with a girl in summer.
-Lowell- 

Los días calurosos comienzan y con ello el ardor de los cuerpos.


Las tardes espléndidas de abril y el viento tibio de mayo, barren con los abrigos, la piel se descubre.


Desflora la lujuria en los amantes, presente en la tersura de los besos y las ganas de tocarse que no cesan.


Aparecen los amores de verano, preciosos por fugaces.


El contacto con el agua se vuelve un placer. El tacto de otras manos mojadas sobre el cuerpo, lo exacerba.


Cae la noche y la temperatura no cede. Sólo revolverse entre ligeras sábanas con alguien puede aliviar el calor que se presenta a oscuras.


El amanecer llega con una brisa suave a través de la ventana. El cielo está claro e invita a vivir, aunque su grandeza sea, precisamente, como una muchacha en verano.