martes, junio 30

De bicicletas y votos

Vía Kirai, encontré que en Japón existen avisos y multas por estacionar mal la bicicleta, dado que existen zonas muy pobladas en tal país.

De pronto pensé ¿Que pasaría si en el defectuoso fuera posible multar o llevarse las bicis? ¿También cobrarían el arrastre, o en este caso, la levantada? ¿Habría días de intensos operativos destinados a recaudar las correspondientes comisiones por cada bici llevada? Más aún: ¿Podrían existir AVISOS previos a las multas? Ni de broma, la caja chica tiene que salir de alguna parte.

No funcionaría, por el simple hecho de que la corrupción está a pedir de boca, logrando corroer a este país en (casi) todos sus niveles y lo digo no con absoluto conformismo pero sí con desencantada certeza.

Tal desencanto me orilla a anular mi voto. Votar por algún partido, ¿para qué? Si parece que todo, incluidas las áreas de oportunidad, son movidas por los hilos que teje el círculo negro. Las oportunidades para el avance democrático son tan falsas que el establishment se toma la libertad de permitirlas, cuando ya no resultan peligrosas. Toda victoria es pírrica y no existen la palabra innovación, sino puro copy paste y mucha publicidad.

Rabia que me da mirar las campañas: un absoluto desperdicio de papel y plástico, con caras tan sonrientes como photoshopeadas. Ahora los políticos buscan seducirnos de la mano de sus ortodoncistas y estilistas. Peor aún, tratan de convencer al electorado con el apoyo de personajes que no tienen (ni es su chamba tener) un ápice de credibilidad en la materia, tales como Omar Fierro y Gaby Vargas (no mamen, no mamen! con la última).

ODIÉ recibir llamadas en mi casa durante la comida, en las que una estúpida voz grabada se aventaba la letanía de qué tanto había hecho x partido y qué haría un x fulano candidato a un puesto de elección popular. Pensaba en el desperdiciadero de recursos que se fueron en el montón de cosas inútiles que se les ocurrieron. Pensé en el inmensamente torpe equipo de publicistas que debe tener el Verde (que de verde esta invención bastarda de Salinas, no tiene más que las cascarilla política) para proponer a estas alturas del partido la vuelta de la pena de muerte en una legislación que se precia de copiar avanzados modelos. Suficiente es, insisto, no innovar, para todavía ponernos retrógradas. Y luego lo de los vales para cambiar en farmacias... ese mecanismo ya existe, que falta de compromiso político (conocido tradicionalmente como huevos) pretender que se trata de una propuesta del todo suya.

¿O vamos por Juanito?
¿O nos ponemos unos blanquiazules colmillos de leche?
¿O el retorcido diente tricolor?
¿Apoyamos alguna de las alternativas que parecen enérgicas e ilusionadas (ilusas?) cuando sus dirigentes andan gangrenados?

Anularé mi voto. Votaré por mi gato, que también es un tirano.

Échenle un ojo http://votosnulos.com/

lunes, junio 22

Porque pixar sí piensa en mí


Porque Disney Pixar sí piensa en mí, incluye muertos y tragedias en sus películas.


En UP, su última entrega, hacen gala de una historia que disfruté tanto como la maravillosa animación en 3-D.


Charles Muntz, un explorador setentero, solía salir en busca de exóticas especies en exóticos lugares como sólo la *salvaje* América del Sur puede tener. Su pasión y su aventura son el sueño de Carl, un niño ñoñito y reservado que un día conoce a Ellie, una niña hiperactiva y parlanchina con quien comparte los mismos sueños de aventura (me recordó aquella escena en que Amelié y Nino, se medio salen por las ventanas de sus recámaras con un espejo en la mano para que jugar con los reflejos de la luna).


Desde entonces Carl & Ellie se vuelven inseparables y planean incesantemente su viaje a las Cataratas No-sé-qué-madre, donde tendrán una linda casa, justo donde empieza la caída del agua. Un sólo deseo para toda una vida.


Punto y aparte de la historia, pensemos en el deseo que, por sí mismo, se cuece aparte. El deseo da pie a las más intensas cicatrices y, en ocasiones, funciona como motor de vida siempre y cuando su objeto llegue en algún momento a nuestras manos, Pero ¿Qué pasa cuando no se satisface? Tal vez puedan ocurrir la secuencia de cosas que plantea UP:


Que Carl y Ellie se casan y viven tan Happy together, que la vida por momentos parece resplandeciente a pesar de las desventuras que forzosamente ocurren, ya que el secreto está precisamente en ese happy together (la secuencia inicial es una chulada).


Que, después de perder un bebé nonato, viven deseando viajar a las Cataratas No-sé-qué-chingaos y para ello hacen una especie de fondo de ahorros que continuamente se vacía para solventar las necesarias urgencias que se pintan solas lo más recurrentemente posible tanto más se desea la otra cosa.


Ellie tenía un cuaderno con un apartado de ‘cosas que voy a hacer’. Se supone que esas cosas serían referentes al viaje a las Cataratas. Así lo entendemos nosotros y así lo había entendido Carl. De nuevo, la realidad, tan irreversible y tan de hierro tira de pronto la cortina y Ellie muere. Carl se queda solo, con la amargura que el vacío puede tener sólo una vez que ha estado lleno. Parece que la vida se les fue en planes, en lugar de renovación de deseos.


Grisáceo escenario. Entonces tiene lugar el primer toque de la varita Pixar y aparece un pretexto para que Carl emprenda el tan esperado viaje a la Cataratas, impulsando a su casa y por tanto a su Ellie, con un montón de coloridos globos. Con el segundo toque aparece un niño regordete que le hace compañía durante todo el trayecto, quien se encarga de poner el toque de extra risa al guión.


Después de todos los ires y venires, incluidos una jauría de perros que me hicieron reír bastante, Carl llega a las Cataratas No-sé-qué, con la vista tan cercada por hacer realidad aquel deseo, que tarda en notar que el pretendido destino era tan sólo parte del camino.


Aquí viene el giro interesante: que lo inamovible de un deseo irrealizado lo convierte en frustración, en cambio si se es flexible, las circunstancias solitas acomodan crean nuevas expectativas. Para Carl la cosa siempre había estado en las cataratas, después de todo eso era lo que estaba anotado, ¿no?; para Ellie lo fue el día a día de la vida al lado de Carl. Ahí estuvo la aventura.


Ahora todos hagan ahhh. No se la pueden perder. Por cierto, el corto que pasan al inicio es bastante bueno.


También ví de nuevo Mi gran boda griega, de Joel Zwick (Estados Unidos - Canadá, 2002) y me reí horrores recordando:


- What do you mean he don't eat no meat?

[the entire room stops, in shock]

Oh, that's okay. I make lamb.

- What is wrong with Toula going to school downtown?

There is drugs downtown!

- My dad believed in two things: That Greeks should educate non Greeks about being Greek and every ailment from psoriasis to poison ivy can be cured with Windex.

- Give a word, any word and I’ll show that the root of that word is greek.



jueves, junio 18

Sin título

Había vivido en un espacio donde cada centímetro se encontraba limpísimo y romo, no fuera que el bebé (como lo llamaban hasta sus actuales 29), se hiciera una cortadita.

Rosa le amarró las agujetas hasta los 8 años, a los 15 todavía le preparaba el baño en las mañanas y a los 20 le gustaba cortarle los bisteces en cuadritos pequeños. Cenaban religiosamente todas las noches.

Si Rodrigo alguna vez hubiera escuchado el diálogo de incio de El topo, descartaría la película de inmediato. Nunca enterraría el retrato de su madre, aún si eso implicaba no llegar a ser un hombre.

Un mal día a Rosa la sorprendió un infarto cerebral. Se quedó en los brazos de Rodrigo, quien con una voz más queda y grave de lo habitual sólo atinaba a decir mamá, entre la conciencia del cuerpo exangüe que sostenía y la incredulidad, cortesía de la sorpresa. No se supo bien a bien, pero era de todos conocido que la depresión y ansiedad que le sobrevino después de la quiebra de su marido la tenía muy deteriorada.

Todo parecía tan irreal, que terminó por estar de acuerdo con la tía que claridosamente afirmaba que eso no había pasado, que debían estar soñando. Claro, la vida es sueño, pensó él.

Desde el funeral, sólo unas lágrimas adornaban su ya de por sí inexpresivo rostro. Rodrigo nunca había querido ser un hombre, ¿Por qué tenía entonces que enterrar ya no el retrato, sino el cuerpo de su madre?

Cada mañana le despertaba un llanto incesante. Una tarde el llanto paró. Apareció sobre la mesa un frasco dentro del cual flotaba una mano. Había traído a Rosa de vuelta. El resto de las mujeres estaban muertas para él, pero qué importaba, si podía oler su perfume de nuevo.

miércoles, junio 17

I'm mister lonely


La secuencia inicial es fabulosa: Un Michael Jackson con todo y tapabocas, pasea, casi deslizándose, en una bicicleta pequeña con un monito alado. El ritmo es lento y de fondo suena la canción que le da el título, Mr. Lonely.

La peli (E.U., Inglaterra, Francia, Irlanda, 2007) de Harmony Korine (sí, el mismo de Kids) plantea una pregunta (o una respuesta): ¿Cómo es el día a día de los imitadores que han suplantado su vida por la de ese personaje? ¿Cómo se intenta vivir deliberadamente la vida de otro con sus expresiones, gestos y manías pero sin su originalidad? Así no queda más remedio que hacer sketches callejeros y entretener ancianos. Al menos así pinta la vida para Michael.


Los atuendos brillositos, la cara de pulmón colapsado, el cabello negro y lacio y la tez pálida le dan una identidad, que hasta el momento no ha encontrado raíz, hasta que conoce a Marylin Monroe, quien la lleva a una castillo escocés donde conoce a otro montón de imitadores, incluido Chaplin, esposo de la Monroe.


Narcisista: encuentro la identidad entre aquellos que se me asemejan.


Todo parece un collage bizarro. Una fiesta donde concluyen Michael Jackson, la Monroe, Chaplin, James Dean, el Papa, Madonna, Lincoln, los 3 chiflados y la Caperucita Roja no puede ser sino un franco alucine, un teatro de vida donde no se sabe hasta qué punto el ajuar frena los impulsos propios de la persona en pos del personaje.


Pareciera que eso sólo ocurre en el extremo de la caracterización, pero ocurre frecuentemente que la adopción de personajes, pasando desde el típico cool, hasta el reservadísimo, no deja mucho espacio para mostrar las caras originarias.


Dejando la chaqueta mental atrás, sigamos con la peli que, insisto, tiene secuencias muy vistosas (por momentos me recordó a Elefante de Gus Van Sant), un gran diseño de arte y fotografía pero no logra cujar del todo y se mueve entre una cosa verdaderamente buena y otra wannabe. Vale la pena verla, échenle un ojo.



Luego vi Más negro que la noche (México, 1975) de Carlos Enrique Taboada. Muy buena. Muy típica: narra la historia de la típica tía rica que vive típicamente sola con su mascota, el típico gato negro, más negro que la noche, el cual parece ser el único dueño de sus afectos.


Cuando la tía muere hereda todo a su sobrina Ofelia (Claudia Islas), con la típica condición de que cuide a su gato Bequer.


En la típicamente macabra casa, vive una típica sirvienta siniestra, de mirada dura y que fue absolutamente leal a la refinada dueña de la casa.


Ofelia se muda a la casa con tres amigas no muy afectas a los gatos que, por supuesto, poco hacen por cuidarlo, así que cuando Bequer muere, la furia de la extinta tía cae sobre las muchachitas.


Una maravilla ver a Claudia Islas, Helena Rojo, Susana Dosamantes y Lucía Méndez hace 30 años, jovencitas, lozanas y sin cirugías (ah como ha cambiado la Méndez!). Por cierto, también sale Pedro Armendáriz hace 30 kilos, todo un chamaco.


Siempre me hace bastante gracias ver la mochería mexicana haciendo de las suyas en la pantalla, como si de veras… y ya saben, entre mujeres de pícara coquetería pero que se dan a respetar transcurre la poco más de hora y media que dura la peli.


Entendida en su contexto da miedito y eso sí, está muy bien hecha. Todo un clásico.

lunes, junio 15

Mini ficción


Boy meets girls. Boy loses girl. Boy builds girl.
-Anónimo-

Vía algarabía... Todo fuera como eso.


miércoles, junio 10

Verano fatal

Los días duraban años,

entre tus ojos y el mar.

Las noches duraban siglos,

entre tus gritos y el bar.

Fue un verano fatal.

-Prietto viaja al cosmos con Mariano-


¿Y qué de esas miradas que se encuentran en el calor de la noche?

¿Qué de las borracheras que en apariencia existen sólo para aliviar el calor aunque en realidad signifiquen una invocación?

Momento en que la comodidad de ayuntarse juntos, hace imaginar que los días duran años y los susurros hacen eco durante muchos veranos más.

¿Y qué, si llega como un temporal?

¿Y qué, si con su mismo nombre anuncia la fecha de caducidad?

Qué va, ya llegará el invierno.


martes, junio 9

La última vida en el universo


Suicidio sin lugares comunes. No por penas de amor. No por angustias financieras. Ahora tiene un nuevo sentido, se lo debe a la hiper comunicación. Suicidio. Ahora sería como tomar una siesta. Sin celulares. Sin correos electrónicos. Sin 'ahorita mismo'. Olvídate de los segundos y de los nano segundos. Resulta una buena solución para el hastío. Promete curar la anhedonia. Si lo hicieras podrías volver a disfrutar. ¿No?

La última vida en el universo (Tailandia-Japón 2003), puede verse desde muchas perspectivas. Yo me quedo con el tiempo. Lejos de ediciones frenéticas, nos invita a permanecer en silencio ante el nuevo sentido de la urgencia, por lo menos durante el rato que dura la película. Invita a meterse en la piel de Kenji. A sentir ese hartazgo que provocan la asepsia y el inalterable orden, seguido del interés que se renueva en la punta del caos al lado de Noi, conectándolos de la forma en que sólo la tragedia, sabrosamente, puede hacerlo.

Muuuy recomendable. No se pierdan la fotografía de Chistopher Doyle (ese que ha hecho tanta cosa bonita con Wong Kar-Wai).


miércoles, junio 3

Las flores del cerezo /El bueno, el malo y el feo

Imagínate que te da cáncer. Imagínate que desde entonces todo para ti será parte de ‘los últimos días’. Imagínate que tienes la idea de hacer un último viaje. Alguien querido te acompaña. Todo se concentra en ti, porque finalmente tú eres quien está con un pie en la tumba. Guardas (pensando en que de algo serán útiles) las últimas sonrisas y haces un último baile. Como todavía no has muerto, aún no hacen acto de presencia todos aquellos a los que extrañas, pero ves por última vez el mar y vas tachando palabras de la lista de ‘cosas de morir antes de que muera’ (ahh eso me recordó un capítulo de los Simpsons).

Miras el mar, abrazas a tu mujer. Te tomas tu tiempo, te estás despidiendo.

Inesperadamente un día amaneces y ella no te responde. Está muerta. ¿Cómo es posible, si el que se iba a morir eras tú? ¿Y ahora qué? Entonces confirmas que la vida da muchas vueltas y en cambio la muerte va derecho.

Esa es más o menos la idea que se desarrolla a lo largo de Las flores del cerezo (Döris Dorrie, Alemania – Francia 2008), en la cual el duelo llevado por Rudi Angermeier (Elmar Wepper) cuando descubre que su esposa ha muerto, le permite acercarse a la parte de ella que se encontraba alejada, para reconocerla ligeramente abandonada en un espacio compartido.

El reencuentro con los hijos en el funeral es un tema obligado, luego el ‘te apoyo pero vete a tu casa’ de los mismos hacia el padre se hace evidente. Aún así, Rudi ‘cumple’ uno de los irrealizados deseos de su esposa y va de visita con el hijo que vive en Tokio, como si a través de sus ojos ella pudiera ver las flores del cerezo que nunca pudo contemplar.

En ese lugar todo le resultaba extraño: los espacios mínimos, las luces incesantes, la cortesía cotidiana, pero entre tanta extrañeza, durante una visita al parque se encuentra con una joven que en plena danza butoh. Recuerda la pasión de su esposa por aquel baile y recuerda también que le disgustaba, pero no es hasta que intenta algunos pasos que descubre la intensidad de tal danza, que logra bailar con ella por última vez.

No es definitiva, pero está buena.


Ahora sí una DEFINITIVA, el clásico El bueno, el malo y el feo (Sergio Leone, Italia, 1966). Este ENORME spaghetti western nos cuenta la historia de Blondie – El Bueno, Senteza – El Malo y Tuco - El Feo, o los que parecen ser los mejores pistoleros del viejo oeste en plena guerra civil norteamericana, quienes van en busca de un tesoro enterrado en un cementerio.

Así, con una premisa tan simple y pocos personajes se desarrolla esta espléndida (oh, sí!) película.

Primero aparece en escena El Malo, un hijo de puta con mirada de hijo de puta y sangre fría y que sin miramientos dispara si algo se interpone entre el oro y sus manos. Escucha un nombre y una cifra: 200,000 dlls. Dispara.

El feo, es malhablado y cabrón, pero no tan inteligente como el malo y mucho menos inteligente que El Bueno, interpretado MA-RA-VI-LLO-SA-MEN-TE por Clint Eastwood, típico hombre marlboro, alto, rubio, bien parecido, rudo pero de buen corazón, nada muertos innecesarios. Astuto como el solo y vengativo aleccionador (¿existe eso?).

Blondie comienza a hacer negocios con El Feo, quien es un muy buscado delincuente, para entregarlo en diferentes comisarías, cobrar la recompensa y justo cuando estén por ahorcarlo, dispararle a la cuerda y huir. Ese negocio podía haber tenido futuro  de no ser por lo castrante y latoso que es Tuco, así que en una de esas, Blondie lo abandona en medio del desierto.

El feo, vengativo pero medio pendejo, busca a Blondie hasta por debajo de las piedras hasta dar con él y tras llevarlo por el desierto un largo trecho, se topan con una carreta de llena de tipos muertos. Uno de ellos, moribundo, le pide agua a cambio de decirle dónde están escondidos 200,000 dlls. El feo escucha un parte, el bueno escucha la otra.  

Los caminos de El bueno, El malo y El feo terminan entrecruzándose en busca de esa fortuna. El Malo, of course, piensa traicionarlos, pero el bueno es más listo (¿será más listo por ser bueno?) y se escapa con el feo, que estará muy feo pero no es TAN traicionero.

En esa parte hay un par de secuencias de antología:

1. Blondie y El malo contra 5 pistoleros. Rostros polvosos, expresiones rudas y velocísimas pistolas.
2. El malo se escapa, les deja una nota, Tuco trata de leerla: See you soon, i-id-ids, Blondie le ayuda: Idiots. It’s for you.

Cerca del final se reencuentran con El Malo. En una secuencia preciosa por tensa, los 3 se baten a duelo por el tesoro. Sobra decir quién pierde, ¿verdad?

En la última secuencia Blondie-One-Man-Army, le enseña al Feo que hay hombres con un revólver cargado y hay hombres que cavan. Acto seguido:  como en los viejos tiempos. Y desde lo lejos, cigarro en la boca, ceño fruncido, esa verdadera belleza americana, le dispara a una cuerda.

El soundtrack compuesto por Ennio Morricone es otra maravilla. 3 joyas: El tema con el que abre, (que Tarantino usó en Kill Bill), el duelo final y The ecstasy of gold (que Metallica (oh sí) covereó.

Básica, indispensable.

lunes, junio 1

Primitivismo político

Conste que no es apología a ningún partido, pero ahí les va una ENORME diferencia en la práctica práctica entre PRI y PAN:


Es común, en la materia de Responsabilidades administrativas de los servidores públicos, que éstos sean citados por no haber presentado su declaración patrimonial a tiempo. Se imaginarán que no la presentan por trácalas (a esos las contralorías ni se acercan),  pero no, a la mayoría se les va el avión y se retrasan.


El caso es que descuido o no, se trata de una omisión y entonces, a huevo se les cita a una audiencia para finalmente imponerles una amonestación, o sea un regaño, y/o una multa. Toda una lata y un desperdicio de recursos para un procedimiento tan insulso, por el costo-beneficio bastaría con la multa, pero en fin, así son los estúpidos excesos legislativos.


Bueno ya, al grano: Tuve un par de audiencias respecto de esas infracciones. Las dos servidoras públicas eran mujeres. Una, panista, amiga de panistas de altos vuelos. Otra, priísta, hija de príista de altos vuelos.


1. Preparar el documento de la panista fue un bomberazo, encargo especial, como si de veras fuera algo gravísimo.


A la audiencia llegué con anticipación, no fuera siendo que el pinche tráfico se pusiera feo y yo no llegara… entonces mi cabeza rodaría.


La gente suele ponerse nerviosa en esos momentos y por eso llegan antes o al menos son bastante puntuales; ella no, parece que le valió madres y llegó 15 minutos después, tan fresca. No estaba agitada ni llegó corriendo, se bajó del auto (oficial, of course) con chofer que traía. Me saludó muy amable, corrijo, MUY fresamable. No dijo nada de su retraso, ni me atosigó con preguntas nerviosas. Recuerdo muy bien que me preguntó antes de treparnos al elevador tuvimos esta conversación:


Panista: ¿Qué estás leyendo?

Rumu: ‘Al filo de la navaja’

P: Ah, mi mamá también tiene de esos libros, los reconozco porque tienen la letra muy chiquita.

R: Ah, mmm sí… Qué bonita bolsa traes.


Llegamos y nos estaban esperando, amabilísimamente. Ninguna ‘autoridad’ miró su reloj. La audiencia fue llevada por la mera mera (cosa que no ocurre en el 99% de los casos), quien durante el show trató a la jovencita esa con excesivísima cordialidad, más de la habitual, zalamería, diría yo, pero ella ni copia de su escrito llevaba y osó pedirle nada más y nada menos que a la encargada del changarro que le sacara una copia porfis. Se identificó con su pasaporte, como acostumbran hacerlo ciertas personas.

Mientras preparaban la audiencia, los de la contraloría se ocupaban de que la panista no se aburriera y le entraron al small talk político. Luego de disculparse (sí, disculparse, háganme el cabrón favor) por tener que llevar a cabo el procedimiento que era pedido por el sistema (no El sistema, eh, sino el sistema informático de función pública) empezó la cosa. En algún momento la joven panista dijo ‘o sea, les agradezco mucho las atenciones, pero o sea, en serio persigan a los que verdaderamente roban, no a mí, yo me iba a casar, me fui de luna de miel y se me olvidó la declaración, tenía la cabeza en otro lado y la verdad es que deberías estar buscando a la que gente que ha robado. Todo en un tono bieeeeen fresa.


De menos no era prepotente, así que fuimos amiguis durante un par de horas y luego me mandó un elegantísimo arreglo de chocolates, dándome las gracias.  


2. Con la priísta fue distinto. El escrito fue hecho con tiempo, nada de urgencias locas. Para la audiencia, ella y su papá pasaron por mí, para que yo no me molestara en manejar. La susodicha había sido citada por la misma razón de la declaración patrimonial. En esa contraloría no recibieron llamadas desde lo alto, así que nos atendieron muy amables pero no zalameros. La sujeta era amable y calladita, niña de papi. Ahora, el papi era todo un caso, en el camino me estuvo contando divertidas anécdotas y luego tocamos el tema político sin que pareciera conversación de señoras. Simpático el tipo, parecía cocodrilo.


La audiencia fue normal. En este asunto, la sanción, por ley, debía ser una multa de un mes de salario. Obviamente le pregunté si no podía cambiar la multa por una sanción administrativa. No se puede, licenciada (odio que me digan licenciada o lecenciada, con tonadita incluída), así lo dice textualmente la ley. Ni modo, pero tenía que hacer el intento, le contesté. Luego fue por la impresión del documento, afuera de su oficina. El papá de la priísta, que había estado presente en todo momento, velando por su treintañera cachorrita se le acercó. Ya no supe que pasó pero regresando, ella le dio un papelito.


Salimos, y ya estando en el carro, papá priísta nos dijo:


Me acerqué cuando fue por el documento y le pregunté lo mismo que tú y me salió con eso de que no se podía. Yo le dije, ya sé que no se puede pero, ¿Quién se va a dar cuenta si le quita un cero? Como si fuera un error de dedo, ¿Quién lo podría notar? Y se quedó pensando, y pensé de aquí la agarro: ándele, la infracción o la cosa esta fue muy simple, écheme la mano y sirve que le toca una parte, pues de que se la quede quién sabe quién a que esté en sus manos, mejor en sus manos, ¿no? Y por eso cuando entró a su oficina me dio un papel con el número de su oficina, para que le llame para ver cómo va la resolución. Tú te tienes que portar honesta, es tu papel, a mí me toca lo otro. 


Maeeeeestro! Más claro ni el agua.


En los dos hay corrupción, lo sé, pero qué va, no se comparan uno y otro, la forma discreta y tratando de convencer del segundo contra las críticas, ciertas y frontales, pero faltas de forma de la primera.


No estoy de acuerdo con que el extraño retorno del PRI sea la opción, pero con cosas como esta queda en evidencia que el primitivismo político del PAN no ayuda ni tantito.


¿Y la tercera vía?