domingo, septiembre 26

Freaks

Siempre había preferido los maratones privados: unos cuantos amigos, un montón de películas, el baño siempre limpio y las pizzas calientes a media noche. A neurocinéfila como yo, los molestos cuchicheos, los baños apestosos o los codazos sin querer le enloquecen. 

Este sábado decidí ir al Noctambulante (organizado por Pánico de masas) en compañía de Gruñis, Pok, Alicia y Carlos. Me llevé una grata sorpresa, ya tengo un maratón público añadido a mi agenda mensual.

¿Cómo sobrevivió la neuro-pandilla?
¿Consiguieron sus neurolugares?
¿Qué tanto freak vieron?
¿Qué fue lo mejor de la noche?

Esas repuestas y muchas más en El enebro.


viernes, septiembre 24

Concurso caligrama 2010

Tenía un ratote que no entraba a un concurso literario. Este año finalmente me animé y eché la pluma al aire con Caligrama.

El concurso tiene 3 etapas. En la primera envié los microrrelatos Sus piernas y El dedo de dios. Superada esa parte envié Insomne territorio, un relato corto cuyo pase depende de la población del público en general.  Si paso esta etapa, enviaré un cuento de mayor extensión.

Y no es que los quiera de paleros, pero con su voto podrían pasar ;-)

Acá pueden leer los relatos y aquí pueden votar.

Ahora los dejo con: 

El dedo de dios.
- Qué extraño, pensó la hormiga mientras miraba el dedo gordo y arrugado que estaba a punto de aplastarla: Siempre pensé que estaba hecha a su imagen y semejanza.


miércoles, septiembre 15

Oficio de tinieblas. Tomen su bicentario.

Fernando Ulloa, uno de los personajes de Oficio de tinieblas de Rosario Castellanos, es el paradigma del hombre que quiere llevar la justicia a los lugares donde el terrateniente es rey. Es la representación del arrojo producto de la ingenuidad informada que no sabe el poder alq ue enfrenta; es un romántico que quiere cambiar una parte del mundo para darle sentido a lo que hace. Es el hombre que se impuesto el encargo de emparejar el ser con el deber ser y en lograrlo puede dejar la vida. 

La novela está ubicada en San Juan Chamula, Chiapas y por lo que dice Fernando Ulloa, la cosa no ha cambiado mucho:



"¿Y qué era México para los mexicanos, sino un enigma, un vago fantasma, un monstruo sin nombre? Había que reducirlo a nociones claras, a cifras exactas. 

Al hacer a un lado las mentiras de la propaganda, las exageraciones del optimismo, se hallaba como figura de la patria un inmenso horizonte desolado. Miseria, ignorancia, podredumbre. Un suelo cuya esterilidad agobia o cuya exhuberancia aniquila; una población pulverizada en innumerables caseríos aislados entre sí. Un hombre al que su trabajo no salva de la lenta agonía del hambre. Otro que no conoce más voz que la del látigo.

Y aparece la verdad. ¿Cuál es la riqueza de México? El filón de las minas se acaba, la prosperidad de las urbes decae. Lo único seguro nada más es la tierra. 

¡Qué lastima, qué desperdicio, qué crimen las grandes extensiones ociosas! ¡Qué escándalo el precio que sus dueños exigen por arrendarlas, ya que no quieren venderlas! Un gobierno justo tiene la obligación de arrebatar la tierra a las "manos muertas" que la poseen y entregarlas a las manos, ahora vacías del campesino, del indio, de los que siembran y van a compartir con todos la cosecha.

Pero esas manos muertas son ahora manos poderosas de rico y saben convertirse en garras para no soltar a su presa. ¿Qué se va a hacer entonces? Luchar, combatir. No sólo contra los terratenientes, sino contra la gran muchedumbre fanatizada que rehúsa aceptar un beneficio porque le han hecho creer que es un sacrilegio." 

¡Salud!


martes, septiembre 14

EMILIANO GONZÁLEZ


Acá el post de El enebro dedicado al GRAN Emiliano González. 

No se pierdan la lectura del cuento, toda una joyita. 



domingo, septiembre 12

Infancias

Como parte del Festival Shorts Shorts de este año, se exhibió Infancias (Enfance, Francia, 2007), una colección de cortometrajes que exhiben el evento decisivo y transformador que marcó la niñez de algunos de los grandes directores: Fritz Lang, Orson Welles, Tati, Hitchcock, Renoir y Bergman.

Se imaginan al pequeño Fritz Lang que desde niño acompañaba su rígida expresión facial con la disciplina del peinado. Imagínenlo tomándose muy seriamente eso de ser nazi, soltando críticas y condenas a una multitud tan inexacta como odiada, para luego recular. La disciplina y homogenización antes alabadas son expuestas a una dura crítica en la atemporal y enorme METRÓPOLIS.

Orson Welles siempre tuvo su rosebud.

Hitchcock vivía en un hogar religioso donde los castigos duros para acusaciones no exploradas, falsas o exageradas, no se hacían esperar. He ahí una de las influencias del característico terror psicológico de sus filmes.

Renoir, desde muy temprano entendió la diferencias de clases y se le adelantó al la apertura de abrazar lo otro mientras él, vestido de tetísimo marinerito, trepaba árboles con un salvaje amigo del bosque.

Un día, Bergman cae en cuenta que su hermana recién nacida es el origen de los problemas entre sus padres y decide que no la quiere. Su hermano mayor lo instiga a matarla y él, dudoso, acepta. Lo intenta y falla. Desiste después de tenerla en los brazos. Se hace latente el conflicto interno, el camino lleno de cuestionamientos que, en este caso, lo condujo a la comprensión del otro. 

Los cortos muestran rasgos del carácter que empezaba a definirse en esos parvulitos y son bastante disfrutables. 

Luego resulta interesante trasladar ese ejercicio al terreno propio. ¿Recuerdan uno de los eventos que, durante su infancia, los haya marcado? Yo me quedaría con un par: el día en que no pude memorizar justamente la lección que mi padre tenía para mí. Mientras me jalaba las orejas por tonta, no quité la vista de la estampa del osito que ilustraba esa palabra. Desde entonces y por bastante años, la disciplina, el orden y el castigo fueron algunas de mis constantes. Pero como no todo son mamadas en la vida, también recuerdo cuando mi abuela puso en mis manos las Historias extraordinarias de Poe, después de esa lectura nada fue igual. 

¿Qué hay de ustedes?











miércoles, septiembre 8

Las buenas hierbas

Hace añales compré El yerberito ilustrado del gran Rius, ese bueno, bonito y peculiar compendio de la herbolaria mexicana. Al poco tiempo ya tomaba una infusión matutina de cola de caballo para purificar mi sangre y vigorizarme. Era totalmente natura. 

Aquello de las buenas hierbas no me era nada ajeno. Aparte de mi afición por los remedios naturistas, mi abuela solía utilizar la flor de manzanilla, o bugambilia u hojas de naranja para hacerme un rico té y sí, el sabor es inmensamente más delicioso y denso que el de las bolsitas rellenas de polvo.

Tales recuerdos vinieron a mi mente, apenas entré a la sala de cine parta ver Las buenas hierbasla película más reciente de María Novaro (¿se acuerdan de Danzón?), que cuenta la historia de Dalia, cuya vida da un giro a partir de que se entera que su madre, Lala, sufre de Alzheimer y decide acompañarla y cuidarla a lo largo del espiral descendente que comienza a transitar, junto con los olores, sabores y recuerdos de las hierbas que la han acompañado la mayor parte de su vida.  

Debo contarles que por lo general evito ver pelis de este tema, porque 1. Me pongo sentimental, o 2. el guión trata de conmover hasta con el ladrido de un perro. 

La opción 2 definitivamente no es el caso de Las buenas hierbas, ya que trata el tema sin darle tintes de culebrón. Plantea los personajes, te pone el escenario, casi te deja oler el jardín de Lala y deleitarte con la vida happy-hippiosa de su hija. La enfermedad comienza a asomar la cabeza y luego las manos, hasta que se planta por completo en sus vidas. Con el dolor de quien ve desdibujarse frente a sí mismo a un ser querido, Dalia afronta la enfermedad, con todo su engranaje funcionando a cuestas, con su hijo, su trabajo y sus hombres, en fin, justo como suelen llegar esos cambios repentinos. 

SI NO LA HAN VISTO, HAGAN EL FAVOR DE SALTARSE EL PÁRRAFO QUE SIGUE:

El final fue una grata sorpresa. Sin esperar el deterioro 'natural' del cuerpo que ya no se mueve, de la memoria que ya no está aquí ni allá, Dalia toma una decisión bien pensada que antepone los deseos aún lúcidos de Lala a los propios. Fuera egoísmo. 

AHORA SÍ, CONTINÚEN LEYENDO.

La película tiene el tino de clavar varias estocadas a la memoria de los que hemos (y digo hemos porque mi hermana Sierpe experimentó lo mismo) acompañado a alguien durante la pérdida de la memoria. 

Me ocurrió con mi abuela: una parte considerable de mi vida la vi entera, lúcida, fuerte y de repente comenzó a deshacerse como un castillo de arena. Y sí, fue muy duro el día que supe que ya no se podía vestir sola, cuando tantas veces me vistió, que ya no se le daba lo de plato-sopa-boca, cuando demasiadas veces me dio de comer en la boca, que se le olvidó cómo contar, cuando en uno de mis recuerdos más nítidos me enseñó los números, que ya no puede leer, cuando me dio mis primeros libros. Y luego se olvidó hasta de mi nombre. Ese día me di la vuelta de inmediato, ocultando mis ojos llorosos. Ese fue el punto más triste, quise preguntarle: ¿ya no te acuerdas de la que (mal)criaste, consentiste y abrazaste? Y toda esa que era yo con ella se esfumó, porque uno muere cuando es olvidado. 

Me hubiera gustado mucho no verla deteriorarse tanto, convertida en un inerte tótem familiar en torno del que se reunían los que ignoraron que ella mismo dijo que la vida sin libros y sin movimiento no valía la pena. También me hubiera gustado tener más paciencia. Pero qué va, yo tan cobarde no podía verla en sus extravíos y permanecer quieta. 

Tal vez por eso a veces, en sueños, olvido que se murió. 

Terminé con mi azote. 

¡No se la pierdan!

Lo bueno: Ofelia Medina, Úrsula Pruneda y Ana Ofelia Murguía son ENORMES. 
Lo malo: Nada
Lo feo: No pude evitar mis lloriqueos. 

  

jueves, septiembre 2

Osito de goma verde

Un día como cualquiera, los ositos de goma celebraban un mítin.
Entre ellos destacaba uno pro maría juana (su cuerpecito lo delataba).



El osito verde insistió en que debían incluir en la orden del día la legalización de la marihuana.
Después de burlarse de su verde atuendo, los otros comenzaron a hacerlo a un lado.
El osito amarillo iba pedísimo pero, según ellos, la afición al alcohol era más respetable que el pastito ese. Además si el osito estaba amarillo era por zamparse una botella de finísimo whisky, lo que le daba  harto caché. 




Contrariado por tan simiescos razonamientos, el osito verde se dio la media vuelta.











- Le gusta la droga para los pobres, dijeron los otros entre risas.
- ¡Idiotas! Dijo el osito verde y se siguió de largo.










¿Qué hará ahora el osito verde?
¿Le entrará a las finísimas bebidas y se pondrá amarillo?
¿Comprará drogas de diseño para que no le digan que está jodido?
¿Hará su maleta y se irá a California?

Espérenlo.