Siempre había preferido los maratones privados: unos cuantos amigos, un montón de películas, el baño siempre limpio y las pizzas calientes a media noche. A neurocinéfila como yo, los molestos cuchicheos, los baños apestosos o los codazos sin querer le enloquecen.
Este sábado decidí ir al Noctambulante (organizado por Pánico de masas) en compañía de Gruñis, Pok, Alicia y Carlos. Me llevé una grata sorpresa, ya tengo un maratón público añadido a mi agenda mensual.
¿Cómo sobrevivió la neuro-pandilla?
¿Consiguieron sus neurolugares?
¿Qué tanto freak vieron?
¿Qué fue lo mejor de la noche?
Esas repuestas y muchas más en El enebro.