No existe reproche más profundo en la tierra q el silencio,
ya que siempre remite al culpable a su propio corazón,
cuya elocuencia rara vez deja de llenar la pausa
en detrimento del acusado.
- Fragmento de Melmoth el errabundo -
Las mujeres somos satirizadas por romper en tremendos ataques de ira, berrinche y gritos cuando algo nos molesta mucho o nos hace sentir mal. En algunos casos esa fama tiene su razón de ser, pero a mí me ocurre justo lo contrario.
Trato de conservar el buen humor aún en momentos difíciles, pq creo que han existido pocos momentos en mi vida en que no haya aprovechado mejor un rasgo de humor que un arranque de ira. Y no hablo de una común molestia o una pasajera jeta, sino de un enojo en mal plan.
Un proverbio japonés dice q el caos se origina a partir de q es nombrado, pero si por el contrario en lugar de considerar una situación como 'caótica' simplemente defines que harás al respecto, te ahorras un montón de problemas. Y vaya q es una frase muy cierta, cuando la he aplicado funciona, pero bueno, la imprevisibilidad humana hace imposible q todo esté fríamente calculado (¿Y q sería de la vida, si no fuera así?)
Vale decir q me gusta mucho hablar, ya que una buena charla es un recuerdo muy agradable q te puede dejar alguien, y es entre otras cosas algo q me encanta en un hombre (mmm... ya estoy divagando) y si tanto me gusta el blablabla es casi obvio que procure hablar antes de darme un encerrón de mente cuando tengo contrariedades.
Pero sucede q cuando tengo un enojo profundo guardo silencio. No me niego a hablar pero no busco tomar la palabra. Ante cuestionamientos insistentes, si acaso, contesto con preguntas. Me ha pasado pocas veces, pero ha pasado y no me hace nada de gracia el recuerdo.
Esas veces mi enojo ha sido tan grande q he preferido no hablar y no por miedo a decir cosas q no siento, sino pq si me enojo tanto ya no me tomo la molestia de discutir. Para que eso pase debe ser definitivamente una cosa q, dicho en forma elegante, no de lugar a interpretaciones; dicho de otra forma, sea una vil chingadera.
Las mujeres somos satirizadas por romper en tremendos ataques de ira, berrinche y gritos cuando algo nos molesta mucho o nos hace sentir mal. En algunos casos esa fama tiene su razón de ser, pero a mí me ocurre justo lo contrario.
Trato de conservar el buen humor aún en momentos difíciles, pq creo que han existido pocos momentos en mi vida en que no haya aprovechado mejor un rasgo de humor que un arranque de ira. Y no hablo de una común molestia o una pasajera jeta, sino de un enojo en mal plan.
Un proverbio japonés dice q el caos se origina a partir de q es nombrado, pero si por el contrario en lugar de considerar una situación como 'caótica' simplemente defines que harás al respecto, te ahorras un montón de problemas. Y vaya q es una frase muy cierta, cuando la he aplicado funciona, pero bueno, la imprevisibilidad humana hace imposible q todo esté fríamente calculado (¿Y q sería de la vida, si no fuera así?)
Vale decir q me gusta mucho hablar, ya que una buena charla es un recuerdo muy agradable q te puede dejar alguien, y es entre otras cosas algo q me encanta en un hombre (mmm... ya estoy divagando) y si tanto me gusta el blablabla es casi obvio que procure hablar antes de darme un encerrón de mente cuando tengo contrariedades.
Pero sucede q cuando tengo un enojo profundo guardo silencio. No me niego a hablar pero no busco tomar la palabra. Ante cuestionamientos insistentes, si acaso, contesto con preguntas. Me ha pasado pocas veces, pero ha pasado y no me hace nada de gracia el recuerdo.
Esas veces mi enojo ha sido tan grande q he preferido no hablar y no por miedo a decir cosas q no siento, sino pq si me enojo tanto ya no me tomo la molestia de discutir. Para que eso pase debe ser definitivamente una cosa q, dicho en forma elegante, no de lugar a interpretaciones; dicho de otra forma, sea una vil chingadera.
Tengo categorías de enojo:
- Tan leve q me lo quito pensando.
- Moderado, se quita hablando.
- Encabronamiento que provoca mis peladeces, pero que después de aclarado todo puede volver a la normalidad.
- Enojo severo que provoca dolor de estómago, y después del cual hay cambios gachos pero necesarios.
Con mi silencio no pretendo q las cosas simplemente pasen, más bien busco q mi interlocutor encuentre por su propia cuenta la razón q me tiene en esa inusual quietud. Mi silencio, en vivo o por cualquier otro medio de comunicación, equivale a decirte te pasaste tanto que no pienso desgastarme hablando. No me digas que lo sientes, ni me preguntes si estoy enojada, pq lo estoy y bien sabes la razón, así q mejor dime pq la cagaste.
A ese tipo de entres no le veo nada de malo, lo raro sería q 2 personas q interactúan constantemente nunca tuvieran un conflicto. Esos terremotos muchas veces sirven para reordenar una relación (de cualquier tipo), otras veces para demostrar que, independientemente del tiempo, las personas siempre te pueden sorprender. A veces esos choques acercan, y otras veces alejan...
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