domingo, enero 20

Vida, esas son chingaderas.



Siempre he sido una convencida de q lo único constante en la vida es el cambio, es más, hasta lo tengo escrito en el espejo de mi recámara, ya q pienso en el cambio como una oportunidad para mirar las cosas desde otra perspectiva... pero no contaba con la astucia de la causalidad q me ha sorprendido nuevamente con una maraña de cambios q asemejan una inmersión en aguas profundas... y apenas tomo aire, me toca sumergirme otra vez... entonces con la elocuencia de Polo Polo grito: ¡No chingues, vida!
De un mes para acá no hay un sólo aspecto de mi vida q no haya dado un inesperado giro, y aunque pacientemente esperaré el resultado de tan jalados cambios, no puedo dejar de sentirme cada día más acidita y no puedo dejar de preguntarme de q se trata todo esto q me ha llevado a emigrar de todos mis sitios y situaciones conocidas? (Y de las q no he tenido q emigrar he tenido q re-re-re-re pensar)
Ah! eso me recuerda otra buena película, Temporada de Patos (México, 2004) cuya reseña incluiré otro día q esté de mejor humor, pero q por lo pronto les recomiendo mucho, y q ahora me ha traído a la memoria q es bueno es poder irse... o como bien dice Cerati poder decir adiós no es soberbia, es crecer...

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