lunes, abril 20

Candyman, candyman, candyman (o tentando al destino con Ana)

Hace varios ayeres recuerdo haber visto la película Candyman, basada en un relato de Clive Barker (otro de mis favoritos) pero tan chafa que en su reparto se encontraba Vanessa Williams hace mil cirugías. No resulta importante el argumento, sólo que el joven en cuestión regresaba a cortarte en dos, si osabas pronunciar su nombre cinco veces frente a un espejo.

El caso es que durante unas de mis noches de insomnio salí a cenar con Mariana y luego de eso siguió un café largo, qué digo largo, maratónico.

Fue de esas charlitas sustanciosas. Todo empezó con las últimas actualizaciones y no sé bien en qué momento derivamos en añoranzas y pintarrajeos de viejos recuerdos.

Ella insiste en esperar la vuelta de aquél primer amor, se ha conformado con su novio actual al dar por sentado que ninguno será igual al susodicho. Dice que si él se lo pidiera, lo aceptaría de vuelta y dejaría lo que estuviera haciendo.

Inevitable volver a mis recuerdos.
Inevitable nombrarlo.

Mariana me preguntó, si acaso volvería con él. Para mi sorpresa respondí que no.
Que no, porque aquella Ana ya no es esta Ana.
Que no, porque aquél no debe ser el mismo del que me enamoré años atrás.
Que si me pasara enfrente el mismo, no estoy segura de que me gustaría, porque toda yo he cambiado.

Entonces vino la otra pregunta, ¿Si pudiera volver a hablar con él, lo haría?
Tragué saliva, me acordé de su voz y nuestras pláticas, de la última conversación.
- Claro, platicar... sí, si lo viera -

Y vino la tentación de mi boca (vanidosamente me gusta pensar que como en los cuentos de Borges el destino fue ciego en contemplaciones):

Pero no lo voy a ver, resulta poco probable, casi imposible, no frecuentamos los mismos lugares y no, no, no ... de dónde podríamos tener algo que ver juntos?

- Pues nada más son abogados los dos -
- Ah sí, de distintas y alejadas materias, así que no, no creo que me ponga la vida enfrente -
- Da muchas vueltas -
- No, lo veo improbable - (Qué necedad la mía)

Parece que me puse frente al espejo y repetí:

candyman
candyman
candyman
candyman
candyman

El martes me habló Mariana para decirme que lo habíamos invocado, le habló para invitarnos a su cumpleaños el siguiente sábado. Le pidió que me avisara porque he cambiado demasiadas veces mi número.

No fui, claro está. Mi inasistencia estaba justificada con una fiestita al lado de una viejos amigos, en la que planéabamos calentar gargantas para ver a Metallica. Me repetí que aquella Ana no es esta Ana, que el pasado es más bien lo que recuerdo, que lo que termina debe terminar antes de contaminarse. Después de todo, ¿Quién quiere ser partido por su candyman?

Y al calor de la noche y las duff, hasta se me olvidó otra vez.



6 comentarios:

Defeña Salerosa dijo...

A mí las duff también me ayudaron...


¿de quién hablábamos el otro día?

Lo triste es q, tal vez yo seré una maraña de contradicciones, una loca obsesiva. Pero mantengo mayoritariamente lo que más me gustaba de "esa" Olga, cosas del caracter y personalidad que considero buenas, bonitas (que no baratas jeje)...pero él no. Él es diametralmente opuesto, más que de un fantasma, parece q a uno le hablan de un muerto. De alguna forma siempre he pensado que los fanasmas se parecen más a un vivo, tiene su forma, su apariencia, puedes confundirlos, ahi radica el espanto. Pero un muerto...un muerto está podrido, lleno de gusanos, apestoso, no se parece casi o no quisieramos pensar que se parece a lo que una vez tuvo vida...postearé densidades.

¿Ves lo que provocas?

La Rumu dijo...

Vamos con más densidades: Esa Ana en esencia, el origen, permanece. Lo que te esfuerzas por conservar, es es lo mutable. Lo loca, obsesiva, contradictoria, que dices ser, es adjetivitis, hay otra cosa en el centro, según me informa el oráculo que tengo al lado, jeje.
Eso de los fantasmas merece un post aparte, me acordé de tantas pelis y tantos debrayes... densiemos!!

Admin dijo...

Precisamente ayer estaba melancólico pensando en "alguien" de quien su fantasma se me aparece de vez en cuando...

Si pudiera borrarme
Esos viejos recuerdos
Que como viles cuervos
Arrancan ya mis ojos
Dejando mis despojos
Entre historias hirientes
Igual de indeferentes
Al amor y a las gentes

Si te hubieras quedado
si me hubieras pedido que quemara el sonido
de ese viejo pasado
no estaría aquí metido ahogando mis entrañas
arañando el olvido
bien confuso y perdido

Admin dijo...

Por cierto, con este post, me acordé de esta canción:

http://www.youtube.com/watch?v=NOnry5Hnprw&feature=related

La Rumu dijo...

Qué bonitos son los fantasmas cuando vienen como en Cien años de Soledad y se sientan cerca, te platican y tan tan.
Me gustan tus versos. Sin duda el origen y el quiebre de las cosas son altamente inspiradoras.
Triste la canción, si se nubla un poco más al rato, quedará muy ad hoc con el día.

Rafael Merino Isunza dijo...

El poder de la lengua y sus invocaciones.