El epígrafe es parte de una de mis novelas favoritas de Clive Baker: Hellraiser. Recomiendo mucho su lectura y mejor aún si se acompaña con el soundtrack en el que destaca la perturbadora música de Coil.
Ahora a lo que nos truje. Año luz salió de mi ronca pluma al recordar un rompimiento no muy añejo. Luego apliqué el mismo modelo 'anual' a otras relaciones y entendí o me pareció entender que:
1. Las estaciones no siempre se suceden en orden.
2. Cualquier estación puede tener durar más de lo que esperas pero eso sí, ninguna es eterna.
AÑO LUZ
Las estaciones se desean unas a otras,
como los hombres y las mujeres,
para poder curarse de sus excesos.
Clive Barker
Primavera
Los días calurosos comienzan y con ello el ardor de los cuerpos.
Las tardes espléndidas de abril y el viento cálido de mayo barren con los abrigos: la piel se descubre. La lujuria se presenta en la tersura de los besos y en las ganas de tocarse, que no cesan.
Al caer la noche la temperatura no cede. Sólo retozar con el otro aviva y alivia el calor que se presenta a oscuras.
El amanecer llega con una brisa suave a través de las ventanas. El cielo claro invita a vivir, mientras los amantes se regocijan creyendo su amor infinito.
Verano
La temperatura abrasa los cuerpos recién entrada la mañana. Un haz de luz reverbera sobre las sábanas relucientes.
El mero contacto del agua con la piel se convierte en un placer exacerbado por las caricias de unas manos que la recorren con ansiedad.
Las primeras sombras del atardecer prometen convertirse en un refugio para el calor sofocante.
Los amantes jadean y se sofocan, olvidándose de la brisa quemante que se cuela por las puertas.
Otoño
Tibios colores pintan el alba.
Un soplo de viento frío da la bienvenida a las lluvias: la piel se cubre.
Los amantes caminan en silencio dejando el rastro de sus pasos sobre las hojas secas.
Por la noche apenas se miran: uno se distrae con la imagen de los árboles que se refleja en las ventanas; el otro ha cerrado los ojos.
Invierno
Las lluvias cesan pero las ventanas permanecen cerradas.
El frío ha entrado en la cama.
Uno de los amantes desliza su brazo por debajo de las cobijas buscando asir al otro.
Se olvida que sólo se ha quedado el aire.
4 comentarios:
Me gustó el nuevo título y el epígrafe. Te quedó re-bonito.
Y tan sólo necesite varios meses para pensar en otro, jaja. Muchas gracias, joven gruñis.
Muy lindo la verdad. Me recordo mucho al tiempo que estuve viviendo en un alquiler temporario en buenos aires, se extraña y esto me hizo acordar mucho, asi que gracias por conmpartirlo. saludos!
Gracias por la visita al blog, salud!
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