El domingo pasado fui al coloquio "Cien años de cine en México", que tuvo lugar como parte de la FIL del Zócalo. (El cine mexicano hace tiempo que los cumplió pero ya saben que este año están de moda los centenarios y bicentenarios).
Los invitados: Oscar Blancarte (director de Dulces compañías), Xavier Robles (guionista de Rojo amanecer) y Juan Antonio de la Riva (director de Elisa... antes del fin del mundo).
Entre las preguntas que soltó la moderadora (¿Cuáles son las dificultades para filmar en México?, ¿cuáles son sus películas mexicanas favoritas? y otras) se comenzaban a dibujar dos posturas bien distintas y una moderada. La diferencia se hizo nítida cuando respondieron a ¿Cómo ven el futuro del cine mexicano?
Una postura fue desalentadora: Sobre números gruesos, uno de los ponentes habló del desempleo: si entran unos 30 alumnos al año a las escuelas de cine y sólo figuran 2 ó 3, significa que el resto no tiene trabajo. También mencionó lo difícil que resultaba obtener apoyos económicos aún teniendo un buen (excelente, en sus palabras) proyecto. Luego hizo énfasis en que había mucho junior filmando con el dinero de papi y el dinero de los amigos de papi. Conclusión: El futuro del cine mexicano se ve mal.
Oscar Blancarte, mucho más buena onda, dijo que a las nuevas generaciones les resulta más fácil filmar con las facilidades que brinda la tecnología ya que no tienen que cargar (siempre) con todo el equipo. "Qué bueno que haya esta efervescencia por el cine, qué bueno que haya más gente filmando". Añadió que de esos 2 ó 3 que figuraban, tenían todo un equipo detrás compuesto de gente que no está desempleada. "Dedicarse al cine no significa nada más ser director, hay muchas más posibilidades: ser fotógrafo, guionista, editor, musicalizador".
Me imagino (o quiero pensar) que ese director debe ser muy buen maestro. Y no de esos que lo hacen pensar a uno ¿de esta gente me voy a rodear durante toda mi vida profesional?
Por ahí también se deslizó el tema de la piratería. Obviamente saben que afecta a la industria pero también saben que no se trata simplemente de eso. Claro. ¿Se acuerdan de ese espantoso comercial del papá pirata que pasaban en las salas de cine? Sí, ese que nada más muestras una cara de la moneda, promoviendo la burla y vergüenza una condición económica distinta. Ese que no muestra en qué trabajaba el papá, ni cuántos hijos tiene, tampoco si tiene pareja que trabaje, ni si el sueldo le alcanza nada más para cubrir necesidades básicas. Sentenciosamente dice: paterfamilias, sustento de tu prole, si compras piratería se burlarán de tus hijos y ellos se avergonzarán de tí. A ver cómo le haces, pero tendrás que comprar productos originales. ¿Cómo se supone que eso favorecerá la cultura de la legalidad?
Juan Antonio de la Riva, después de poner en la mesa el acuerdo que han hecho las distribuidoras en Bolivia con los piratas, preguntó: ¿Quién es más pirata, el que vende una película a $150 o el que la compra a $15?
Nomás léanse la definición de la Convención de Ginebra:
"Piratería es un acto ilegal de violencia o de detención o todo acto de depredación cometido con un propósito personal por la tripulación o los pasajeros de un buque o aeronave privados y dirigidos contra un buque o aeronave o contra personas o bienes a bordo ellos, cuando se encuentran en alta mar o en algún lugar no sometido a la jurisdicción de ningún Estado."
En pocas palabras: un asalto en descampado. Depredación y fines de lucro a la vista. Ustedes dirán en dónde encaja la analogía.
Finalmente, una cosa quedó clara: para entrarle al cine, sea en México o en cualquier parte, hay que tener pasión y paciencia.
3 comentarios:
De acuerdo, los comerciales del "papá pirata" son ofensivos; seguramente los hizo el mismo de "el Peje es un peligro para México".
La tecnología nos ha permitido tener más acceso a discos, películas, literatura... el problema es que, ante tanta oferta y sueldos tan bajos, no se puede adquirir el producto, y menos a precios tan manchados. Por otro lado, hay muchas películas que no llegan al país ni siquiera en dvd por temor de las distribuidoras, así que no queda de otra que lanzarse con el pirata de cabecera.
No podría estar más de acuerdo con The Fool y con Miguel: el rollo de estigmatizar a quienes compran piratería (supongo que también a quienes bajamos las pelis del internet) es de lo más clasista. Pos si: si ganara más de cien mil pesos al mes (cual funcionario de primer nivel o diputado de quinta) me cae que me lo gastaba todo en Mixup...
Saluditos, n.
Exacto, eso de que los que compran piratería lo hacen por codos, me recuerda a la infame opinión de un compañero de trabajo (no es ficción, neta) "los franeleros y limpia vidrios lo son porque quieren, porque no les gusta tener jefes".
*Ojo cuadrado*
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