martes, septiembre 15

Suave patria... cansada de parir hijos de puta.

¿Qué me hace mexicano? ¿Mi rostro? ¿Mi apellido? ¿Mi pasaporte? Hace algunos años le dije a alguien que ya no quería seguir siendo mexicano. Recuerdo que aquella persona me miró con gesto preocupado y me dijo: Ten cuidado... fíjate a quién le dices ese tipo de cosas. Y lo tuve. Siempre me había molestado tener que identificarme con la idea oficial de mi país, de mi nacionalidad. Detestaba esa marca de fuego grabada en mi frente: Un águila con las alas rotas, una serpiente partida a la mitad. Una equis de ceniza como tatuaje sacramental: La equis católica e irónica de México, una encricijada donde siempre me inmoviliza la indecisión. Me enseñé a rechazar esa idea de patria que durante años nos han vendido... No quería ser mexicano, porque no quería ser nada. Quería, quise, una desnudez total, apátrida, gitana.

- Juvenal Acosta-

3 comentarios:

Montserrat Algarabel dijo...

My sentiments exactly... como tengo un jefecito del alma español y rojillo, pos de niña los únicos gritos que daba eran cuando me llevaban al médico o al dentista (siempre que hubiera jeringas involucradas...). Y ahora de adulta, ¡qué pinche grito ni que ocho cuartos! Dan ganas pero de gritarle a Carstens y a Felipón dos tres cosas...
Saludos, n.

Leliel dijo...

Por que como dijera R. Lopez Velarde: Patria, "El Niño Dios te escrituró un establo
y los veneros de petróleo el diablo.
"

O, si es que cabe, Simple y sencillamente solo dire: "AMÉN"

La Rumu dijo...

jajaja, de acuerdísimo... ese pinche grito no es más que un pretexto para gastar recursos en una fiesta absurda y ahora con el bicentenario se van a poner todavía más espléndidos, como si de algo sirviera.

... y yo diré OMEN.