Estuvo en nosotros como un huésped;
tuvo nuestro rostro,
el ademán de nuestras manos.
-Homero Arjidis-
-Homero Arjidis-
Entraba en mi cuerpo, como quien entra en una tumba. Aunque decía no creer en dios, cada vez que se deslizaba entre mis piernas pensaba que tal vez un milagro podía ocurrir, porque después de todo, dios es dios, aunque tenga cola.
Y así, en un acto ritual, cada vez que hacíamos el amor, cerraba los ojos y pensaba que tal vez, al abrirlos nuevamente la vería a Ella, su dificil y a veces hasta insoportable mujer, pero suya al fin.
-El huésped entra cuando le da la gana y difícilmente toca la puerta-, le dije.
Finalmente tiré la toalla y me di la vuelta.
Ni para fantasma me gustabas, pensé mientras me iba, porque después de todo,
Finalmente tiré la toalla y me di la vuelta.
Ni para fantasma me gustabas, pensé mientras me iba, porque después de todo,
aún con la certeza de la muerte, mi cuerpo sólo guarece vida.
6 comentarios:
Orale, no se que comentar solo que me gusto.
Ni para fantasma me gustabas :)
Ay, quién fuera fantasma.. jeje
"Un fantasma es un fantasma mientras sea un ingrediente de la noche.."
Me gusto mucho este post. Escribes muy bien, felicidades
Gracias, gracias.
Hablando de fantasmas me acodé de otra frase originalmente dedicada a las mujeres, pero aplicable igual para los hombres 'Si les pegas lloran, si las matas se convierten en fantasma'... claro, son una lata, je.
ése aridjis es la ooondaaa
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